jueves, 5 de octubre de 2017

De lances y poemas

Te la debía y me la debía. Las historias de desamor que tan bien me enseñó, y tan mal le aprendí, a contar a Joaquín quedaron en segundo plano. La ilusión de los idiotas, tan igual y a la vez tan distinta a la realización de los ilusos, casi se hermana con la emoción del primer día, los nervios de encontrar regalos la mañana de Navidad.

Una cerveza y el mundo se giró. El caballero de la triste figura ya no tenía prisa por transformar molinos de vientos en gigantes, ya no tenía que llegar a narrarles nuevas aventuras a Dulcinea y Sancho en la siguiente posta.

Un par de mezcales y supe que quería bailar contigo para siempre, aunque para siempre durara lo que duró el viaje de Wendy a Nunca Jamás. Una noche me bastaba, después que los caprichos del reloj de arena relativizaran el tiempo lo que quisieran, ésta no me la ganaban.

Tres cubas y supe que había encontrado el boleto ganador, el destino y la lotería me guiñaban un ojo mucho después del último ticket que compré, si alguna vez lo hice.

Las noches de chimenea y whiskys, de vino, estrellas y fogata ya tienen compañía. Que los duendes le bailan a la luna aunque esté nublado. El arcoiris sale cuando más negro se ve el cielo y los cantos de sirena pierden su encanto cuando el marinero lleva en el barco lo que lo hace feliz; sin hacer castillos en el aire, pero sabiendo que de la más leve esperanza nació la revolución más grande.

Sabina ya suena más a un viejo amigo contando épocas de glorias pasadas que a compañero de lances actuales, pero que los amigos no se vayan nunca y, más bien, caminen contigo rodeando barrancas y lagos, con buena música, queso y vino.

No tuvo que llegar la Dama de los Espejos para que el Cid no montara una última vez a Babieca y cabalgara por siempre en tierras andaluzas. La Mancha y Al Andaluz se mezclan más fácil que la realidad y la fantasía, los personajes desempolvan el tintero y el Narrador se burla de nosotros. El tintero no hay que desempolvarlo nada más para rasgar el papel

Entre planos y montañas, gigantes y soldados, molinos y sirenas, Alejandro y Julio César conquistaron el mundo, tú te mereces un novio poeta y yo, yo sólo quiero que la Fuerza te acompañe...siempre

jueves, 16 de febrero de 2017

Ojos coquetos

No era el tiempo, ni el lugar. En realidad nunca lo es. No deja de ser el pretexto más fácil que tenemos cuando las inseguridades nos cubren y atan sin dejarnos dar el paso que sigue.

Podemos soñar cien veces que somos piratas raptando a la princesa, o que el temible dragón cae vencido ante nuestra espada, pero a la hora de la verdad no queremos dejar atrás la penumbra del que se esconde tras la cortina de la luz de las velas.

O echarle la culpa al insomnio, decir que no estamos hechos para dormir sabiendo que a quien realmente tememos es a nuestro juicio. Que nos llenamos de historias pescadas en un libro, o pasamos horas en los mundos de fantasía y utopías, nada más para no llegar a ser juez, acusador, juzgado y acusado de nuestros miedos.

Patético es decir que vas a quemar tus naves buscando aventuras, cuando en realidad lo estás haciendo para no salir de tu zona de confort, inventando historias para darle la vuelta a tus miedos sin quedar como un cobarde. Ante ellos, no para tí: miéntete lo que quieras, sabes la verdad después de todo, y no quedarás tranquilo.

Parecía maldición, la isla de silencio a mitad de la jungla urbana nos juntaba con la luna, dos copas y una botella de vino. Tus ojos almendrados brillaban como sin querer.

El juego de sombras entre los edificios que nos rodeaban y el brillo juguetón de la luna eram tus aliados. Controlabas el entorno, otra vez, para no variar nuestros encuentros.

Un par de risas, tres cigarros y más tragos de los que son decentes contar, al menos que seas bandido, nos tenían jugando a los bandoleros, que no es lo mismo.

¿Y los miedos?, ¿y las dudas?, al final no son más que pretextos. Nada que no sepas cómo romper con hechizos.

Ojos coquetos y ya, nunca se necesita más. Una mesa de vidrio mal herrada, un par de sillas chuecas, un pretexto para ponerte al día. Dos sonrisas cómplices y que se leven anclas, necesitabas un pretexto y lo encontraste. Ahora corre a esconderte en la isla de Crusoe y que nadie te llegue a salvar.

Dos sonrisas cómplices y un atardecer en el mar, algún día me lo contarás... saludos y que la Fuerza te acompañe

viernes, 11 de noviembre de 2016

La mañana después

Ya sé, no tiene nada que ver con lo que generalmete escribo, pero salió de una noche de mal dormir. Si fuera columnista de algún periódico (que por cierto me encantaría serlo algún día), creo que ésta hubiera sido mi columna del miércoles 9 de noviembre del 2016. A ver que les parece:

Hace unos meses, una de las principales potencias económicas y sociales de nuestro mundo le dio la espalda a la comunidad de países ejemplo para todos. Parte por la desidia de nuestra generación que daba por hecho el triunfo, parte por el miedo de los que son un poco más grandes a los migrantes, una oleada de migrantes que buscan refugio huyendo de un país en guerra, casualmente impulsada por las potencias que no los dejan llegar.

Ayer, el principal impulsor del modelo de globalización durante 70 años le dio la espalda al mundo. Parece que como a nuestros papás y a nosotros no nos tocó vivir la gran guerra de la intolerancia y el odio, queremos ver si es cierto lo que nos contaron nuestros abuelos y bisabuelos. Lo triste es que el odio, racismo, sexismo, clasismo, hartazgo, discriminación están más vivos que nunca y no parece haber un acabose en el corto plazo para ellos. La nación que se hizo poderosa gracias a su inclusión, se pone en contra de sus principios, ¿lo veremos en el resto del mundo como ejemplo a seguir o como ejemplo para no repetir?

¿Estamos ante un cambio de paradigma económico y social? Puede ser, aunque no creo que sea el fin del capitalismo ni el fin de la globalización con el regreso al proteccionismo absurdo y estúpido. Pero en México, de pronto tenemos la oportunidad de ajustar nuestro estilo de vida y dejar de ver a los del norte como ejemplo a seguir, que dejemos de estar acomplejados ante los vecinos del norte. Parece que los únicos que se alegran con este resultado son Peña Nieto y Videgaray, que de repente regresará como un visionario, nos dirá “se los dije” y regresará a la esfera del poder dispuesto a cobrar venganza con uno que otro, y al final la Casa Blanca de Washington, no juzgará la corrupción de la Casa Blanca de las Lomas.

Sí, serán años difíciles, pero México es uno de los países con más tratados de libre comercio en el mundo; el 80% de las exportaciones ya no podrán ser a Estados Unidos, tendremos que voltear a Europa, Sudamérica y Asia (seguimos con el racismo y nos olvidamos de África, como desde hace 1,000 años, perdón), a lo mejor el cambio de paradigma para México viene de este lado. Nadie crece sin la motivación del estrés, la pregunta es más bien ¿estamos dispuestos a hacerlo? Capacidad siempre hemos tenido pero es más fácil irnos hacia dónde la cercanía y comodidad nos llevaban, a partir de enero del 2017 todo parece indicar los vientos difíciles vendrán del vecino más cercano.

Ojalá aprendamos algo, que la paranoia que está generando en México el discurso de odio, de confrontación de unos contra otros, de la división absoluta de buenos contra malos, cale hondo en nuestra sociedad y salgamos adelante, que no echemos a perder la oportunidad que tendremos el próximo año y medio de cambiar nuestro país a través de las elecciones, que rechacemos a los que rechazan y señalan para estigmatizar al otro y plantearse como mesías (empezando por AMLO, pero siguiendo por Anaya, Ochoa Reza y el resto de la clase política). En fin, que a pesar de todo, aprendamos algo sin vivirlo tan en carne propia.

Gracias por leer.

domingo, 3 de julio de 2016

Batalla inexistente

No es la idea de lo que creemos que pasa, tampoco la ilusión de lo que queríamos que pasara y no fue.

Tampoco las botas, medio deshechas, quiénes nos ponen enfrente del camino. Podría jurar que son tus decisiones, a lo mejor futurear y agradecerle al que te dejó pasar.

Es Sanz cantando "Amiga mía" a la orilla de una chimenea que alumbra unos rostros expresando todo y nada, mientras la música los arrulla en el fondo. Es tu cabeza encontrando el acomodo perfecto en mi hombro.

Son tus ojos cafés, negros y profundos a la luz del fuego, los que me gritan y cuestionan, entre gestos de gitana, por qué me tardé tanto.

Es encontrar acomodo en un sofá, en el que apenas cabemos, mientras me embriago con el olor de tu pelo. Son tus labios los culpables de mi locura.

Es la botella de vino manchando de rojo el piso, delatando lo que el silencio logró esconder, recordando el juego previo. Es Peter Pan con su grito socarrón. El rompecabezas dejan de ser piezas regadas y empieza a tomar forma.

Es el tiempo quien me explica, mientras te acomodas en mis brazos, que era cuestión de paciencia, lo mejor estaba por venir.

Era una batalla inexistente finalmente ganada; era la paz de los sepulcros, la de los cuervos y animales de rapiña, encontrada sin pérdidas que lamentar. Era el clamor de una guerra no librada y la calma que la sigue... saludos y que la Fuerza te acompañe

jueves, 14 de abril de 2016

A lo mejor

A lo mejor es la ambivalencia entre tus ojos y tus labios, lo más seguro es que esa palabra ni siquiera encaje, pero se oye bien.

Las promesas cruzadas que lanzan los labios seductores, que a base de besos me intentan convencer que el fin no está lejos, contra los ojos coquetos, esos que invitan a abrir la puerta para quitar la llave de mi mano al último momento.

No te vayas nunca, pero no vengas a quedarte. No juegues a irte para que te extrañe, pero ya no andes merodeando para que me dejes seguir con lo que sigue.

A lo mejor son esas ideas dementes que derrepente abrazan y no sueltan. Puede ser que mi imaginación nos transportó a un futuro inexistente, uno al que nunca le diste entrada.

A lo mejor es la cadencia de tus dientes que bailan al son de la risa, que se dejan bañar por una copa de vino mientras una lluvia intermitente nos acompañar al son de las flamas.

No son las palabras, ni las risas, a lo mejor ni las miradas coquetas que juegan a seducir. Puede que sea un todo o a lo mejor es cada una de las partes por separado.

A lo mejor lo estoy entendiendo todo mal, no sería la primera ni la última vez, puede que las ideas de romanticismo ya no existan o que las acciones no la acompañen pero, como siempre, pueden ser muchas cosas.

A lo mejor ya no sé ni lo que escribo, a lo mejor es una catarsis, a lo mejor es el insomnio de una noche que le niega la entrada a la cruda, o simplemente a lo mejor la que entendió todo al revés fuiste tú... saludos y que la Fuerza te acompañe

lunes, 4 de enero de 2016

No hay que tentar al diablo

No hay que tentar al diablo, no sin razón. Pero el rompecabezas y los impulsos suicidas que inspira Delgadillo, con un leve empujón de Silvio, hicieron que apareciera derrepente, como por arte de magia, un vaso de whisky.

Es lunes, ya sé, (maldición gitana, tal vez, ya no me espanta), pero el whisky y algo parecido a la melancolía llegaron junto con La Magdalena, no te necesito contar más, ya sabes a que estábamos jugando.

Ni ganaste ni perdí, la vida fluye y entre los peces de hielo vale la pena jugarse la noche, nunca la vida, por un par de recuerdos.

Es la lucha sin sentido, de esas que vale la pena tener de vez en cuando para recordarnos que somos sólo un montón de ideas entretejidas, recuerdos y vivencias, si les quieres decir bonito.

Podría decirte que me estás empezando a cansar. Van tres veces que empiezo a escribir y llegas, te atraviezas y juro te vuelves omnipresente.

Podría romper todo lo que te he escrito, enterrarlo y o quemarlo. Pero sería un suicidio, porque estoy donde estoy gracias a tí y a tantos más que me han ayudado a recorrer el camino y escribir las páginas de a diario. Hay puntos finales que duelen poner, los dos sabemos que es mejor así.

Regresar a leer tu capítulo es nostalgia barata, jugar a ser tu sombra junto a la chimenea. Querer colarme a tus momentos aunque sea de enemigo, es dedicarnos demasiado tiempo sin sentido.

Una cosa es orgullo y la otra dignidad, contigo me tragué el primero y casi pierdo la segunda, pero sirvió: cada vez son menos argumentos los que te quedan.

No es abrazarse al pasado, menos aún querer negarme al futuro. Tampoco convertirte en una de esas maletas pesadas que no dejan viajar. Es simplemente aceptarte como pasajera en el tren que me trajo hasta aquí, agradecerte por lo que me dejaste y dejarte ir jugando a olvidarte, sabiendo que ni puedo ni quiero, no hace falta.

No hay que tentar al diabloque no sabes con qué te vaya a responder, ya no sólo es tu nombre el que flota desde hace rato entre los hielos del whisky.

Se le están acabando las cartas, supongo que será cuestión de tiempo que descubra un nuevo as bajo la manga, sus reinas se están agotando y ya no logra lo que quiere. Un par de nueves bastaron para tenerlas a raya. Por lo menos hoy.

Me habría encantado escribirte el redto de mi vida, describirte entre tabaco, chimeneas, alcoholes y discusiones de vez en cuando, jugar a perder la partida diario y sin arrepentimiento. Pero el tiempo pasó y ya no eres más que un buen recuerdo de una buena etapa, los dos decidimos y el redto es historia, esperando que al otro le vaya bien y nada más, sin contacto más allá del indispensable.

No hay que tentar al diablo que nos podemos arrepentir, no sabemos los demonios que puede soltar y no, no eres tú, ni son ellas... Saludos y que la Fuerza te acompañe...

domingo, 20 de diciembre de 2015

Un salto al vacío

No era Sabina, ni el vino, ni la hookah que todavía alcanzaba a quemar algo de tabaco con los restos del carbón sobre el aluminio, ni siquiera era el efecto hipnótico que ejercían tus profundos ojos negros mientras bailaban con el reflejo de las llamas, tampoco los dientes que se asomaban coqueteando en cada una de esas sonrisas tan tuyas.

No, algo más ahí había, no era ni tuyo ni mío pero a la vez sí, le pertenecía a un pasado que ninguno de los dos quería tocar, pero sabíamos nos acompañaba y ni las risas ni la plática lo alejaban.

Y la música seguía tocando, indiferente, como la orquesta del Titanic: no le importaba que nos estubiéramos hundiendo, o a lo mejor por lo mismo no paraba y nos acompañaba dulcificando la caída.

Con música y poesía barata tarareas unos versos de los que en una fiesta todos corearían, diciendo todo y pensando en nada; total, al que le quede el saco que se lo ponga.

Y mientras pasa el tiempo descubro que no le cantas a él ni a mí, que sea lo que sea que traigas hace que la música salga más fácil, aunque no sea el ritmo que quieres, ¿a quién le cantas cuando cantas?,  atraes las notas mientras la noche avanza y la leña se consume, el vino se resiste a acabar y parece más un hechizo tuyo que un elemento extra del ambiente.

Y fijas tus ojos en los suyos, ¿o eran los míos?, viéndolo con ganas de dedicarle esa canción, pero la cara te traiciona, no sabes si necesitas un piano para acompañar a Serrat, una guitarra para hacer lo propio con Sabina o los retumbos de la canción del momento.

Pero las horas fluyen y el vino hace lo propio, lo que alguna vez vimos seguro ya no lo es tanto y lo que algún día nos llenó de dudas parece ser nuestra ancla.

Las últimas brasas arden y ya no hace falta saber si le cantas a tu pasado, tu presente o tu futuro, tampoco necesito conocer si soy parte de alguno de ellos. Basta con verte mientras acabas con el carbón de la hookah dándole una última inhalación al tabaco, el brillo de la chimenea contrastando con tu piel.

Un salto al vacío, una sonrisa coqueta y nada más...

Saludos y que la Fuerza te acompañe...